La inflación y la pronosticada recesión global se proyectan como nuevas amenazas económicas y sociales, que pueden afectar el comercio y el consumo en el Perú. Las cadenas de suministro viven su nueva normalidad; sin el temor superado de enfrentarse a complejos escenarios, vienen evaluando regularmente sus flujos y aplicando estrategias para gestionar stocks, ganar eficiencias y no revivir roturas de stocks ni interrupciones en las cadenas.    

Aunque las tasas de interés de los bancos centrales procuren desacelerar la inflación en los distintos país, buscando ponerle límites al consumo frente a creditos más altos, las personas y su comportamiento de compra no siempre tiene una lógica racional, sobre todo si se entiende que en algunos países la demanda de diversas categorías se ha mantenido alta.  Bajo este contexto, es clave para las empresas gestionar sus niveles de inventario y evitar inflar los pedidos de compra.  

Los gerentes de adquisiciones, preocupados por no recibir los materiales que necesitaban, pedían cantidades superiores a las que realmente requerían sus operaciones de fabricación o servicio. Los compradores y los proveedores comparten habitualmente las previsiones de la demanda, pero esas previsiones numéricas no captaron adecuadamente las incertidumbres del consumo. 

Ambas partes también deberían matizar sus previsiones (optimistas, pesimistas, valores muy probables, escenarios, tendencias económicas, etc.). El proveedor podrá entonces racionalizar mejor las cantidades de los pedidos cuando sean significativamente superiores a las previsiones puntuales.  

La práctica de que los compradores inflen los pedidos en tiempos volátiles o inciertos ha sido un problema común en el contexto pandémico. De lo experimentado, nos quedan 3 aprendizajes. En primer lugar, las empresas deben elaborar previsiones de la demanda que incluyan la incertidumbre, de manera cuantitativa. Asimismo, como se ha experiementado en distintos sectores, las partes pueden contratar a intermediarios, como una asociación comercial del sector, para que les ayuden a negociar condiciones contractuales. 

Un tercer aprendizaje, que debe nacer de la visión directiva, es que los líderes puedan  utilizar herramientas para obtener una comprensión más profunda de los comportamientos de demanda y oferta de sus sectores, que podrían influir en una mejor toma de decisiones de sus compañías y su gestión logística.