Willard Manrique, Gerente general del Grupo Crosland*

Pese a los estragos que deja la pandemia, como el avance de la inflación, los peruanos han consumido más en el 2021. ¿Qué trae el 2022 y cómo aprovecharlo?

En muchos países, el 2021 cerró reportando índices de inflación que no se vivían hace décadas. Latinoamérica ha sido la zona donde más han subido los precios, con incrementos del 11,9%, según Bloomberg. Y la proyección (del avance de los precios) para el 2022 supera el 10%.

Recientemente, el FMI ha recortado las proyecciones de crecimiento de EE.UU. y China. Las economías en desarrollo aún enfrentamos retos económicos complejos; problemas en la cadena de suministros, elevados precios de contenedores, crisis energética global, escasez de chips, etcétera. Pero fundamentalmente, se ha iniciado una cruzada mundial de lucha contra la inflación, por lo que muchos bancos centrales vienen implementando políticas monetarias más estrictas, lo que dificultará el acceso al financiamiento.

En el 2021, el Perú registró una inflación de 6,4%, la más lata en los últimos 13 años. ¿Cómo afectó al consumo? Según el INEI, en octubre pasado el comercio minorista experimentó un incremento del 2,39%, impulsado, principalmente, por las grandes cadenas de supermercados y tiendas por departamento, pese a que los precios aumentaron un 6,43%.

Propio de la recuperación económica, el peruano consumió más a precios más caros. ¿Es eso sostenible?

Según el informe “Las 10 tendencias globales de consumo para el 2020”, de Euromonitor International, habrá una preferencia marcada por soluciones alternativas a los productos de siempre; por ejemplo, marcas más baratas que solucionen los mismos problemas. Ya en julio del 2021, Kantar reportaba un crecimiento      del 19% en la preferencia por marcas económicas por parte del consumidor peruano.

Euromonitor también precisa que los adultos mayores que emplean dispositivos digitales están pasando de una postura de resistencia a una de confianza. Se proyecta que la utilización de redes sociales, e incluso el uso de videojuegos en línea, crecerá. Esto deja una oportunidad para la generación de nuevas modalidades de oferta y pago a los minoristas.

El comercio minorista, precisamente, continuará ajustando su oferta de productos y servicios en función a la capacidad de compra de los consumidores, las subidas de precios y el menor acceso crediticio. Ello implica la redefinición del portafolio de productos (formatos y tamaños), también afectada por los cambios en el comportamiento de los clientes. Asimismo, resultará clave la gestión de inventarios y la búsqueda de eficiencias operativas.

*MBA por la escuela de Alta Dirección de la Universidad de Piura (PAD).